Foto: H. Ayuntamiento Tlatlauquitepec

Fíjese Usted, estimado lector, que Tlatlauquitepec tuvo actividades referentes a un festival en honor a Agustín Lara y aniversario del nombramiento de pueblo mágico, desde el Jueves de la semana pasada se comenzó con la colocación de estructuras y lonas en la explanada Miguel Hidalgo, lo cual entorpeció desde ese día y hasta hoy, que aún siguen la lonas, la circulación y áreas de estacionamiento para habitantes y turistas. Los Jueves de plaza, en sí ya es complicadísimo circular y estacionarse estando en funciones de estacionamiento la mencionada explanada.

Pero bueno, en días pasados, los organizadores de esta actividad, dijeron en rueda de prensa en la Ciudad de Puebla que esperarían la asistencia de siete mil personas. Si, como lo acaba de leer, ¡siete mil!, sólo como dato les digo que el impacto que se pretende para la riviera maya una vez terminada la obra del tren del próximo Presidente de la República se torna en un estimado de 8 mil personas diarias en temporada alta. Recordará también el ultra trail cerro rojo, pues mire, Tlatlauqui no cubrió el servicio de alojamiento para los poco más de 250 corredores que participaron este año, desde Libres, hasta Teziutlán, se necesitaron habitaciones y eso que el total de asistentes no rebasó las 600 personas. No tenemos la capacidad para 7 mil.

En fin, si Usted es habitante de Tlatlauquitepec, seguramente asistió a alguna actividad, por supuesto que se presenciaron actos que sí encajaron con la intención del festival, pero hubo los que no y como suele pasar, se invirtió mucho dinero, para nada, ni siquiera la mayoría de los prestadores de servicios turísticos vieron algún beneficio, la presentación del grupo de cumbia texana fue la más asistida, pero cafeterías, restaurantes, hoteles, misceláneas y ambulantes en general cerraron sus puertas y/o se retiraron en horario habitual, pues una vez terminado el baile u otras actividades con poca participación de la gente, que fueron casi todas, los asistentes se retiraron a sus domicilios, vamos, no hubo un flujo de dinero en Tlatlauquitepec que valiera el despilfarro de los recursos públicos que se ocuparon para que el Ayuntamiento hiciera su fiesta, a su modo y gustos.

Pretendieron quedar bien, pero quedaron, como siempre, en la mala referencia de la mayoría, una actividad así se planea, se invita a los comerciantes en general a participar, se ve el calendario y se toman fechas en las que la gente pueda viajar y porque no decirlo, si se trata de que entre dinero para el pueblo, fechas en las que quien vengan tengan la opción de gastar, o sea, vacaciones de semana santa, verano o decembrinas, ¿a quién en su sano juicio se le ocurre llamar al pueblo o turistas a gastar en mitad de quincena y una semana después del buen fin?

Todos nos quedamos esperando ver a los miles de visitantes prometidos, no se puede decir que no vino gente de fuera, nos dio gusto ver a los amigos Zaragoza, Teteles, Yaonahuac, Hueyapan y Atempan en el baile y algunos turistas provenientes de las Ciudades de Puebla y México, pero no más, reiteramos, no hubo derrama económica como lo prometieron los encargados del festival, al contrario, en un pueblo como este, de dos avenidas, cerrar por casi una semana el centro y las áreas de estacionamiento por actividades realizadas al vapor y sin conciencia, sólo generan impacto negativo a los habitantes, ese dinero del pueblo mejor se debería ocupar en el mejoramiento y creación de espacios que permitan al visitante quedarse una noche o más y no sigamos siendo un atractivo de unas horas para los que sí pernoctan al menos dos noches en Cuetzalan.

Bien lo dijo el poeta romano Juvenal, «desde hace tiempo, exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo».