México, nuestro querido país que, nosotros mismos hemos resaltado por su historia, gastronomía, lugares, paisajes, por su gente y por toda la belleza que lo enmarca pero que, también hemos alzado la voz por todo lo que ocurre aquí, porque gran parte de nuestro trabajo es informar, tanto “lo bueno, lo no tan bueno y por supuesto lo malo y muy malo”.

Desafortunadamente, ser periodista en México ya no es motivo de gritarlo a los cuatro vientos, mucho menos si tocamos temas que afecten a los grupos que controlan nuestro país, porque claro está que, Peña Nieto no podría hacerlo solo, lo que nos lleva a mencionar el reciente atentado que sufrió el periodista Luciano Rivera de Baja California, pues como ya se ha dado a conocer en otros medios, fue atacado privándole de la vida por defender a una jovencita que presuntamente estaba siendo molestada por otros que, como él decidieron o fueron enviados para coincidir en el bar en donde falleció.

Como decía, vivimos en un país lleno de mil bondades y virtudes, pero también en el país que ocupa el tercer lugar en el ranking de los más peligrosos para la prensa, esto por debajo de Siria y Afganistán*, lo que nos coloca en una posición no de vulnerabilidad, pero sí de preocupación, porque ¿qué es eso tan grave que no quieren que se diga, se publique y se divulgue? Digo, de antemano sabemos que las cosas nunca han estado tan bien, pero, ¿por qué callar lo que todos de cierto modo conocemos?

Conscientes somos  que estamos expuestos a sufrir algún percance y no necesariamente por desempeñar esta profesión y conscientes también somos que la verdad incomoda, que la verdad sencillamente por ser verdad, quita vida, manda amenazas, calla a miles de personas, que la verdad solo puede estar en manos de unos cuántos y, ese querido lector y colegas, es nuestro trabajo, siempre hablar con la verdad.

*Dato de Reportes sin Fronteras (RSF)